serás libre...
en alas de piano, ayayayya, mi sempiterno compañero piano, se muestran estos acordes... unas lágrimas y su sestear en la cima del Gólgota son los únicos latidos que aún resuenan en María y su recién estrenado hijo, Juan... de regreso a casa... aunque qué hogar -piensa María en brazos de Juan- puede llamarse ya así sin su querido hermano e hijo, embalsalmado por el anciano regresado a niño JOsé de Arimatea.. Tu voz, casi sin ellos darse cuenta, vuelve a hendir en el grito de clavel del cielo recién estrenado, la herida que una y otra vez se abre en el kikirikí de los gallos en el balido rasposo de las ovejas y en el ramoneo inquieto de asnos... y que eco se reproduce en sus manos, en sus pechos, en sus cabelleras... las lágrimas son esos milagros de luz y rocío que Tus manos enseñaron en cada recodo del sendero a recoger sanadoras... de gente tan perdida como yo... ayyaya... serás libre... -aletea de nuevo cantarina en el corazón de su