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Mostrando entradas de agosto, 2013

El renovado milagro de tus auroras mis auroras

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     Abrazos… Níveos latidos con que el sintetizador estremece el rumor sordo del alma con que el cello quiebra quiebra heridas dolores y ruidos multiplicados por el ser humano: torres de Babel izadas para su propia gloria… ayayyaya       Besos de luz… Salmos regalados cuando el ser humano guarda silencio cuando hombre mujer regala su voz interior da a luz a su niño a su payaso a su princesa a sus soles... a esos acordes que elevan sus alas entre una muchedumbre perdida aislada ayayayya Fagots… Voces que en medio de la tormenta de las nubes nos regalan balandros de aurora nos regalan tanto abrazo entre marineros esposas y recién nacidos nos regalan esos silencios del alma, nos regalan esas palabras con que nuestra alma renace con que nuestra alma se engendra a sí misma ante el milagro ante el renovado milagro de tus auroras, de tus auroras y por supuesto que sí de tus auroras, de mis auroras niñas y de tus auroras madre. De Pruden Ter

Trenzas de de latidos nos prenden a ti y a mí en este ciclo de la vida…

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Latidos... Sístoles y diástoles... Heridas de piano que trazan huellas de acordes en nuestras manos, en nuestras miradas, en nuestros latidos que se vuelven confusos, pequeños, heridos, ayayyaya Voz alma, latidos de mi Prudencito, que en plegaria, que en un susurro de soñadores ojos castaños cielo, sisiis, destrenza su vestimenta de sudor de cansancio y falta de confianza en sí mismo; despliega las alas: tus alas   mis alas mis labios tu regazo tus manos mi cabeza mi torpe aliño y salmo de payaso tu mar de pétalos de princesa; entrelaza surcos entrelaza regueros de balandros en el cielo, miasmas de gaviotas en la arena, pequeñas estelas que nuestros niños locuelos, entrelazadas sus manos, recorren en su nube, sisiisi María, voz que trenza susurros que prende en nuestras almitas; Ícaros nos recoge de la tierra a donde a veces nuestras heridas nos conducen a donde a veces nuestras cicatrices, como a San Pedro nos