Acordes con que tú guitarra prendes plegarias de vida al Papá bueno...
      Trenza  de latidos,  mi dulce guitarra,  donde te acurrucas en los brazos de la noche;  en las caricias que nos entregas,  maullido, ladrido y gañido  de seres vivos, día a día...;  en ese niño que corre  con trémulas estrellas en sus zefiros de atardeceres...   Ángel de luz...  Melodía de nanas...  de regazos  donde niños nos meces  y nuestros bracitos  se hacen mar  se hacen balandros...  Te desnudas,  caricia de tus cabellos,  de cada ausencia de entrega  y amor  entretejiendo  con tus sístoles y diástoles  nuevas prendas,  cometas  de luz y primavera,  en las campiñas manchegas  donde sestean nuestros sueños  y latidos...   Sonrisa de almitas buenas  en cada cabello  de tu alma,  donde cantas nanas a la luna  acunada en sus haldas blancas...  donde bisbiseas  cada trenza de amapolas de heridas  en nuestros rostros;  donde trenzas acordes  y melodías  que nos enlazan, mariposas de luz,  de la cintura  en un eterno vals  que es hogar  que es doble latido...   Lullaby,  nos acar...