Palabras con que nos nombras de nuevo…



      Palabras... Trenzas
del Sembrador de caminos
enhebradas de nuevo
en el agua, en su voz de catarata...
Sonrisas de piano
que quiebran la noche...
que roturan...
Las heridas de violín...
los balandros de alas
que hieren el agua...


      Trenzas... Ángeles
de luz
que nos nombran de nuevo
"Prudencito
ay mi Prudencito..."
Ángeles de luz
que remiendan
con su magia
el divorcio
con nuestros niños interiores,
con nuestros Prudencitos,
nuestras Mariitas...


       Trenzas... Ángeles de luz
que sonríen...
besan
cada semilla,
cada milagro de amor,
cada fruto
que la profundidad del agua
enmudeció
cegó
dejó sin poder alcanzar con nuestras manos
con las yemas de nuestros dedos, ayyaya…


        Trenzas de luz,
mi Sembrador de caminos,
entre
rosales de heridas,
y algarabía de alas rotas
de discípulos y peregrinos apóstatas...
presentimiento
de la cruz que acogerá tu cuerpo machucado…
que pronuncian mi nombre….
Trenzas de luz
que resucitan
al niño
renacido en el pesebre,
al adolescente en tu aprendizaje de carpintero
y a Ti, mi Sembrador de caminos,
que, en medio de la tormenta,
desatando las aguas
el miedo de los corazones de tus discípulos,
me urges:
"Prudencito, ay mi Prudencito
¿vienes?"


De Pruden Tercero Nieto, abril de 2014

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