La salmodia de Chang Cheng
Crepúsculo engalanado de gaviotas… El cielo hiere con dedos de sol las láminas plateadas de Chang Cheng , trenzándose alborada en el paso de Shansay y recostándose añil y magenta en el paso de Jiayu donde se elevan perezosos los gritos de gaviotas… Trenza lazos de eternidad en cada beso de aplicados y sacrificados constructores y albañiles, en cada latido de piedra y de tierra apisonada en cada armoniosa unión o heqin de las princesas chinas con los nómadas Xiognu, en cada verso y pintura entretejida con las heridas del sol sobre la muralla… Ayes y heridas de soldados de diferentes dinastías, Qin, Han y Ming, contra los nómadas de Manchuria y Mongolia son gritos moribundos que teje el cello en sus paredes; cada latido de piano, cada pizicatto con rosas rojas que se abren en sus lorigas y escudos, ayayyay... son salmodia acordes, relatos de sus vidas de sus hazañas de sus tra...