The End Is The Beginning...




         La palabra se enreda a la creación, como un buen día, un Papá bueno nombró cada continente, cada semillero de seres vivos, de humanidad... 
   Acordes, entonces, hubieron de sonar...; latidos que dieron forma, que milagrosamente transformaron la oscuridad y noche en día...; sonrisas de piano amanecieron y que trémulas respondieron ayes de violín creadores en cada llanto, en cada sonrisa de arroyo, en cada trenza de luna y estrellas que respondió a la voz, al acorde, a la palabra... 
     Un día, un buen día, el milagro, su torrente natural de magia, de vida, de torrenteras, de jabatos, de cervatos... inundó la realidad de trenzas de sonrisa y de pizzicatos en el alma del Papá bueno y Mamá Naturaleza...

Un día,
presto a marchar;
las sábanas de una nueva aurora
descolgándose de su lecho nocturno para arroparme con su luz
y su magia...

Un día,
la vida, un lazo
desnudo y desatado por fin
de angustia y pesar...entregándose
por fin a la trenza, a la voz, al latido,
a las sonrisas
que serenas se difuminan en el mar
y los brazos rendidos de pescadores durante el poniente...

Un día...
jabatos, oseznos, cervatos
y lobatos hociqueando juntos en la madrugá
mientras sus madres
los acurrucan o amamantan adormiladas en su regazo...
sollozando tu voz, Mamá Naturaleza
en la leche, en la fruición,
en los latidos y balbuceos...

Un día...
el sonido de clarinetes
de pianos
de voces sin cordelajes yoyoístas...
trémulos
latirán en cada somontano
en cada llanura
en cada bosque...
sin nombrar tu nombre,
sólo descerrajando las máquinas taladoras
las fábricas contaminantes,
los escrúpulos yoyoístas y cainitas del ser humano...

Un día ...
narraciones y versos, desatados de sus goznes
de hierro,
abrazándonos y besándonos con ansia
un día de lluvia
o múltiples noches de soledad...
se desleirán de hijos a hijos
en múltiples noches estrelladas...

Un día,
presto a marchar...
Tus latidos
Tus acordes íntimos
Tus palabras Tus versos, junto a los de mi Mariita,
se desenradarán de Tus manosmismanos
para ser los ojos, las manos
el regazo
la lluvia que, como en aquel día,
besándome como al primer hombre,
me lleven al cielo...

De Pruden Tercero Nieto, 23 de noviembre de 2014

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