si pudiera alcanzarte una sola vez más...
gañido a gañido, acordes de guitarra y violín ensayan, con sus plegarias y ayes en la noche, heridas carmesíes que apenas se elevan de mis manos...; tu mirada vuelve a detenerse con los hilos de oro de tu mirada castaña en mí: Prudencito, ay mi Prudencito... mis heridas, ensaya la guitarra nuevos gañidos, son una clepsidra donde me arrebujo y prendo ayes a los latidos donde Mariita y Prudencito encienden nuevos amaneceres... donde prendo, sin quererlo yo mismo, ataduras al cielo y a la luz que el payaso asoma en sus dientes... si tan sólo pudiera volver a tocar Tu túnica... y Tú vuelves a mirarme... me abrazas.... sin darte cuenta de mis sombras y cicatrices recontando orgulloso los tesoros que mi almita buena sembró en el sendero... las prendas que generosas arroparon y prendieron pequeñas llamitas de luz en los ojitos de los demás, sisiis... sin tan sólo pudiera volver a tocar Tu Túnica... las heridas se volverían cenizas que volarían orgull...