en olor de primavera...
hay trémulo... apenas pespunte... un esqueje de encinares y pinares con su hojarasca aún de invierno...
hay una hendidura en cada calvijar de los primeros milagros encendidos de sol y pétalos enredados en los almendros... cálida, nuestra poesía, se remansa en la mañana de marzo en los edificios en las horas donde se adormece cada canto cada verso y herida cada latido...
hay un violín que desbroza ayes y aleluyas, mis lloradas plegarias, en tu cintura en tu mirada aún pálida de invierno en tus manos mis manos... en tus revoloteares de boda, ay la boda...
hay un silencio sonoro que quiebra tu quietud con los primeros piidos de jilgueros, petirrojos y calandrias... hay una sonrisa apagada que se quiebra con las alas de tus manos mis manos que pintan ora una luz de niño castañuelas ora unos focos de payaso trémulo de caricias y soledad...
hay una caricia muda en el aire, unos acordes que componen huellas de manos en mi cintura en mis ojos en mis labios, hay unas palabras que se desnudan de su manto y edredón estigios...
hay un olor de primavera... una quietud de abetos que presiente y horada tu mirada en cada esquina del sendero; hay un rumor de niños, tu Mariiita mi Prudencito, que sin nosotros darnos cuenta se desnuda de la celebración de boda y que, con pequeños latidos de mariposa, revolotea ,en tus ojos mis ojos, de nuevo, doble latido....
hay una hendidura en cada calvijar de los primeros milagros encendidos de sol y pétalos enredados en los almendros... cálida, nuestra poesía, se remansa en la mañana de marzo en los edificios en las horas donde se adormece cada canto cada verso y herida cada latido...
hay un violín que desbroza ayes y aleluyas, mis lloradas plegarias, en tu cintura en tu mirada aún pálida de invierno en tus manos mis manos... en tus revoloteares de boda, ay la boda...
hay un silencio sonoro que quiebra tu quietud con los primeros piidos de jilgueros, petirrojos y calandrias... hay una sonrisa apagada que se quiebra con las alas de tus manos mis manos que pintan ora una luz de niño castañuelas ora unos focos de payaso trémulo de caricias y soledad...
hay una caricia muda en el aire, unos acordes que componen huellas de manos en mi cintura en mis ojos en mis labios, hay unas palabras que se desnudan de su manto y edredón estigios...
hay un olor de primavera... una quietud de abetos que presiente y horada tu mirada en cada esquina del sendero; hay un rumor de niños, tu Mariiita mi Prudencito, que sin nosotros darnos cuenta se desnuda de la celebración de boda y que, con pequeños latidos de mariposa, revolotea ,en tus ojos mis ojos, de nuevo, doble latido....
de Pruden Tercero Nieto, 10 de marzo de 2015
http://youtu.be/
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