Por Dios, no la pronuncies ni la ejerzas
Como esas caricias, como ese violín que acaricia nuestros ojos con sus lágrimas con sus ayeres como esos brazos que desde la distancia se abren para llenarse de tu dolor de tu rabia de tu soledad... Como una plegaria, como una oración que el mismo Papá bueno elevara hasta los seres humanos, esos seres humanos ayayyayya... Como ese piano, como esa orquesta que entrelazan sus acordes de entre todos los seres humanos razas culturas y seres vivos que no comprende que no puede comprender... Como esas lágrimas de amor que descienden melódicas, latidos en su piel tristes desesperanzadas dulces del cielo como esas caricias que nunca han de llegar a sus ojos a sus manos a su rostro... Como esas palabras que han perdido el sendero que debido al temporal al hielo a la nieve se han llena...