Versos de mi humilde sonrisa y palabra a mi amiga Morgana

      Quiero dedicar estos versos a mi amiga Morgana, quiero decir su nombre, María José, porque los nombres nos definen, porque las letras llevan alma, porque su ritmo son latidos de vida...

       Quiero, María José, dedicarte estas melodías, estas pequeñas sonrisas, estas migas que hay en mi candil, estas huellas donde lates, donde cada persona, cada almita buena, que como tú se halla dando mordiscos a una enfermedad, se halla dando mordiscos a la falta de ganas, a la tendencia a dejarse huir...

      Quiero arrimaros estos versos, quiero encender esta pequeña llama donde tú, María José, donde cada uno de mis seres queridos, donde cada una de las personas que amo, con que he compartido tanto, donde cada uno de los que me he relacionado (uffffffff... podría decir tantos), donde incluso yo, que nos hemos llenado de ausencias, de debilidad, de dolor, de dependencias, necesitamos sobre todo de unas manos, de unas caricias, de unas ternuras, de una pequeña sonrisa, de unas palabras que tiendan puentes, que no nos dejen solos, que nos den algo de calor, que enciendan una vez más el latido trémulo de alguna estrella, en fin, buenas noches       

       Hoy el payaso encendió su trémulo candil

hoy, sus ascuas aún tibias,

arrimó sus heladas manos a su tímida llama,

acercó su rostro a la temblorosa imagen...

      La noche alumbraba aún nuevas estrellas

la noche estaba preñada de silencios,

de soledades, de ausencias

de sombras, de lágrimas

de auroras sin ternuras,

de enfermedades que mordían el alma,

 de dependencias que engullían a seres solitarios y atormentados...

       La noche, sin embargo,

alumbró en el rostro de nuestro payaso

cada lágrima,

cada necesidad de almitas buenas,

cada hondo rumor de pasado,

cada miguita de pan que de sus bolsillos había nacido,

cada ausencia deseosa de ser llenada

cada latido de dolor

resonando en cada calidez, en cada llama...

     Abrió la puerta de su roulotte,

descendió los escasos escalones

que le conducían a una calle 

llena de soledad, lluvia y de luna,

a unos niños sin guía, a unos seres humanos

perdidos en sus islas...

y, sin embargo, niños cuyos ojos 

cerrados

latían de necesidad, de hambre de ternuras;

y, sin embargo, seres humanos

cuyos corazones

prendían al ser acariciados por nuevas palabras

por nuevas ternuras, al ser desnudados

por miradas llenas de alma.

      En sus pasos sus zapatones

se llenaron de nuevo de tierra, 

de nuevos pueblos donde sembrar,

de nuevas semillas que crecer;

en sus pantalones raídos 

y bombachos la luna

asomaba el rostro de cada sonrisa,

de cada niño;

en su chaleco

la flor ajada

se llenó del perfume

de las palabras

de las melodías

y de los versos

y en su sonrisa

las ternuras

las palabras

el hogar

las llamitas nuevas

las estrellas 

se desnudaron de miedos

y en un latido

se convirtieron en olas,
con que auparte a ti, 
a ti pequeño niño de ojos cerrados
para auparte a ti, 
hermosa alma,
para arroparte
con estos cálidos y humildes
versos
a ti, claro que sí, cariño,
y a ti, y a ti, y a ti, Morgana... 

El enlace de María José, por si queréis pasar para darle saludos o para llenaros de su calidad y hondura poéticas y humanas es http://masalladelaberinto.blogspot.com.es/