Tictacs del cielo con que el Papá bueno teje sus mantos de ternura sobre el ser humano



      Nocturno...
Campanas...
Ayes desde los hogares...
Tictacs del cielo
con que el Papá bueno
riela su manto de lunares
sobre nuestros hombros..
Latidos...
leves arrullos,
palabras susurradas en sueños..
Ayes de violín
que trémulos
laten, sueñan, se adormecen
en las almas heridas, ayayyaya,
en nuestras almas heridas...
Latidos de piano
con que el Papá bueno acuna levemente
y besa sus ojos, nuestros ojos
su frente, nuestra frente
y que cual manos de madre acaricia nuestros cabellos...

   
  Ayes de violín,
gritos jubilosos de alas
al cielo,
a la alborada de encinares,
robledos y roquedos de nuestra madre naturaleza
con que nuestras almas laten,
sonrisa y acorde,
entrelazadas nuestras blancas alas de violín a los latidos sonrisa del piano,
en nuestros recuerdos
en nuestra infancia
en esas miradas
que besaron dulces nuestros ojos por primera vez...
en esas manos
con que aprendimos a volar,
a hacer nido
en otra piel, en otros ojos
por mucho que después hubieran de marcharse...

      Latido de vida...
Esencia de valses...
de esas almas heridas
que quiebran la noche
con su alma de luz...
con nuestras almas niñas ...
Cálidas alboradas
que abren su cielo
que abren sus brazos
cuando nuestras almas,
doble latido,
unen las manos, nuestras manos...
Violines,
pinzones, petirrojos,
alas de colores
que alzan el vuelo...
que cogen nuestras almas por los hombros
por los brazos
y corremos tras ellos locuelos...


      Trenzas de sonrisas
de melodías
que encendieron
los candiles de nuestras almitas
sin que esos leves ayes
y heridas
adormecieran nuestra voz
nuestra alma...;
sin que esa noche
apagara la luz
con que el papá bueno
nos entrega
en cada beso
en cada palabra
en cada almita buena...
los pétalos
de nuestra vida...
los acordes
de nuestra melodía
los seres amados
que en la noche
se adormecen trémulos en nuestros ojos...

De: Pruden Tercero Nieto mayo 2013

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