Amanezcamos en los ojos de los demás
Con sonido de violín, leve, pero con resonancias de alma, de despedida, de nostalgia, recorre todo el relato con que Rose6002, voz alma, bien narrada, llena de latidos cálidos que acarician nuestra alma para alcanzarnos, para auparnos... versiona el cuento de Hans Christian Andersen...
Me gustaría por una vez que no perdierais de vista el vídeo, ese invierno, ese frío gélido, donde una pequeña -mirad la ternura con que están delineados cada uno de sus rasgos, cada una de sus emociones-, lejos del calor humano, intenta revivir mediante las cerillas con que se gana la vida, ese calor, esa necesidad del cariño humano y sobre todo y a pesar de que le cueste las cerillas que le quedan, la necesidad de una madre...
No es una canción, lo sé, no es un poema, también, no es un relato mío, también, pero por medio de este relato quiero encender una cerilla por cada niño desnutrido del mundo, por cada niño que no tiene la oportunidad de nacer, por cada mujer que vive un infierno en su matrimonio, por cada adolescente perdido en una sociedad cuyos valores descansan en el consumismo y en las urgencias...
Sí, quiero que con este vídeo, relato, voz de la narradora que nos transporta, que nos conmueve, historia que tiene la virtud de humedecer nuestros ojos, de abrir las ventanas de nuestra alma porque no podemos ser simplemente observadores como aquellos que pasan a su lado y no son capaces de sentir compasión por ella, quiero, estaba diciendo que encendamos día sí y día también nuestras sonrisas a la tristeza desvalida de los demás, nuestra ternura a la ausencia de afectos y de amor, nuestras palabras dulces al odio desatado, nuestros brazos como cálidos hogares que encienden en la piel y en el alma pequeñas pero dulces llamas... Cuando nos acostemos serán las pequeñas, trémulas y cálidas estrellas que hayamos encendido en rostros de niños como la cerillera, sin necesidad de que deba esperar a que se apague la última cerilla para volver a encontrarse con su madre... Besos y buenas noches.
A continuación os transcribo el relato tomado del vídeo pacieeeeeeeeeentementeeeeeeeeeee por vuestro cansinooooooo oficial, creo que merece la pena que si queréis podáis leerlo tranquilamente porque es poético, nostálgico y lleno de latidos que conmueven, de olas que nos transportan al relato fundiéndonos en las cerillas que una a una enciende nuestra protagonista:
Esta historia comienza en una oscura y fría noche de invierno. La nieve caía sobre la bella Rusia, un copo tras otro. Los padres tiraban de sus hijos para que les hiciesen caso, la gente corría por las calles con prisa por llegar a su empleo y nadie parecía percatarse de una niña pequeña de oscuro cabello que contemplaba todo aquello queriendo formar parte de ello...
-¿Quiere una cerilla? ¿Necesita una cerilla? -decía la pequeña a todo aquel que pasara, pero nadie parecía escucharla...
Lo único que hacían era girar la cabeza con desdén y simular que no había nadie junto a ellos... Había quien incluso le lanzaba una mirada furiosa, preguntándose por qué tenía que haberse topado con ella. Y la pobre cerillera nada podía vender, porque parecía que ya nadie parecía necesitar las cerillas que tanto y tan desesperadamente ofrecía.
Se subió a un pequeño barril, pensando que así la gente podría verla, pudo ver cómo una familia salía de la mejor tienda de juguetes de todo el país... Una niña sostenía una preciosa muñeca en sus manos y un niño cargaba con varios paquetes envueltos en un brillante envoltorio rojo. Todos sonreían. Entonces unos brazos la condujeron al oscuro suelo, temerosa, alzó su manos ofreciendo una cerilla que el hombre rechazó.
Al contemplar la cálida llama de una farola, la niña se percató del frío que hacía en aquella oscura y solitaria noche. Caminando lentamente, fue en busca de un refugio donde pasar la noche. Helada y calada hasta los huesos, se sentó sobre la blanca nieve tratando en vano de arroparse con sus finas y estropeadas ropas. Contempló la cajita que reposaba sobre su regazo y cogió una de sus cerillas... Quiso encenderla pero si lo hacía qué iba a vender entonces... Sin embargo, hacía demasiado frío. Dedidida cogió bruscamente la cerilla y la prendió. La brillante llama era sumamente brillante y confortable. Transmitía un calor que rápidamente se llevó el frío de su cuerpo. Era como encontrarse frente a un gran brasero que desprende todo el calor que la madera le ha ayudado a producir, un brasero como el que todo el mundo tenía en su hogar, pero entonces todo se disipó. La cerilla se había apagado y el frío volvió, la niña se abrazó a sí misma en un intento de calentarse.
Agazapada, volvió a mirar su cajita, le quedaban cinco cerillas. Cogió una de ellas y la encendió, ante sus ojos aparecieron los más lindos y exquisitos manjares que ningún conde hubiera podido imaginar. Aquello se le antojó delicioso y la boca se le hizo agua, pero al ir a dar el primer bocado la comida desapareció y en su lugar sólo había una cerilla ennegrecida.
Tenía mucha hambre y también frío. Sostuvo otra cerilla entre sus dedos, y repitió el mismo proceso que con las anteriores. Esta vez un carruaje tirado por caballos se dirigió a ella, lo contempló extasiada y feliz. Allí estaba cómoda y caliente. El carruaje la llevó lejos muy lejos a una casita en la montaña. Todo estaba rodeado de nieve que cubría los árboles como si de azúcar se tratase. La niña se acercó a las ventanas y trató de mirar en el interior de la casa. Llamó a la puerta y le abrió una simpática mujer... que se esfumó tan pronto como la pequeña trató de abrazarla...
Molesta por la desaparición, cogió todas las cerillas que le quedaban y las encendió de una vez. De nuevo se le apareció la mujer y la cerillera se lanzó a sus brazos, uniéndose ambas en un cálido abrazo. No muy lejos vio un enorme árbol de navidad, el mejor y más grande que había visto en su vida, con miles de adornos y pequeñas velitas que con una cerilla fue encendiendo una a una. Ambas contemplaron la belleza que ante ellas se mostraba.
Pero en Rusia seguía nevando sin parar, los copos preferían la tierra antes que el cielo... El cuerpo de la cerillera reposaba en el suelo completamente cubierto de nieve. A ella se acercó una mujer que tomó su rostro entre sus manos, la niña le sonrió y la abrazó. Juntas se marcharon y juntas todavía siguen, allá de donde los copos caen...
Hola Pruden sabes yo vi esta película no hace mucho tiempo, es muy triste muy doloroso de ver he imaginar esa niña sola pobre y tan desamparada, la película es muy buena, porque deja una tremenda moraleja pero muy dolorosa de ver, aunque es muy triste fue bueno recordarla, y eso reafirma mi sentir que nadie tiene derecho a traer hijos al mundo a sufrir, si no tiene la certeza que tendrá un buen pasar aunque le faltes en la vida, porque detrás de cada niño que sufre hay un adulto que no cumple con su deber.
ResponderEliminarBuenas nochessssssssss.
Preciosa pero muy triste. Rechazamos todo lo sencillo a cambio del gran lujo que es efímero.
ResponderEliminarUn besito Pruden.
Recuerdo haber visto la película hace mucho tiempo, y me pareció muy triste, aunque me gustó mucho.
ResponderEliminarGracias por haberme hecho retroceder en el tiempo a través de esta película tan sensible, Pruden.
Besos.
PD.- No se si se habrá solucionado lo de las actualizaciones en mi blog, tendré que publicar algo nuevo para comprobarlo, pero desde luego que en ayuda a blogger ni caso que me han hecho. Espero que a ti se te haya solucionado el problema.
Es un relato conmovedor, que avanza sobre las brasas de la más noble emotividad. Amargo y triste, hermoso y lleno de ternura también.
ResponderEliminarMuy interesante tu blog.
Saludos blogueros
Sigue sin solucionarse el problema de las actualizaciones, porque he publicado hace unos minutos una entrada y nada, no se actualiza ¿a ti te sigue pasando lo mismo? ¿y qué se puede hacer? es que ayer pedí ayuda a blogger y no me dicen nada.
ResponderEliminarBesos.
Hola Pruden, este cuento es el mas conmovedor de todos. Realmente nos invita a la reflexion. Tan bien cuenta la indiferencia del mundo que dan ganas de llorar; pero asi y todo esta envuelto en bellisima poesia y posee una extraña belleza.
ResponderEliminarSaludos.
UN CUENTO TREMENDAMENTE EMOTIVO Y TRISTE QUE NOS DEJA UN CLARO MENSAJE.
ResponderEliminarTE FELICITO QUERIDO AMIGO POR TU SENSIBILIDAD, REALMENTE ESCRIBES CON ALMA DE NIÑO.
BESITOS
Realmente, triste, Desgraciadamente pasa todos los Días..Que pena, la verdad, me ha Dado mucha tristeza, y nosotros, Cuando tenemos frío, nos tapamos, Tenemos un techo...
ResponderEliminarGracias por tus palabras en mi Mundo..Muchas gracias... besos de brujilla
La verdad es que este tipo de historias me devuelve a una edad niña, no sólo por lo que me emocionaban, si no porque son capaces de limpiar la dureza de nuestras miradas, las urgencias que nos hace vivir esta sociedad y la capacidad de amar sin racanerías, con aaaaaaaaaaaansiaaaaaaaaa...
ResponderEliminar* Gladys, de acuerdo en la necesidad de que seamos responsables con un bien tan mayúsculo y el mayor don que ha recibido el ser vivo, y con él, el ser humano, que es traer a la vida un hijo, ayyyyyyyyy, besos
ResponderEliminar* Ion, todo lo sencillo con el extraordinario valor que tiene, una sonrisa, un abrazo, unas palabras cariñosas y ningún banco nos va a pedir intereses, besossssssss
* Carla, y yo con ella, también, de todas formas a nivel personal me dice taaaaaaaaaantas cosas que me apetecía ponerla y compartirla con vosotros, besos
* Gracias, Carolina, y bienvenida a estas olas, Carolina, presenta la belleza de ser capaces de mirar a la realidad sin las legañas y la ceguera a la que nos ha acostumbrado esta sociedad, besossssssss
* Eeeestoooooooo, Luján, chiquilla, creo que en la entrada expreso muuuuuuuu claramente la autoría, Hans Christian Andersen y la versión/adaptación de Rose6002 (así firma en youtube), que me parece tierna y mágica, yo sólo os selecciono el vídeo, os transcribo el relato de Rose6002 y os presento la entrada, en fin...
* Brujilla, por ello tenemos que ser más corresponsables del inmenso regalo que hemos recibido, besos y bienvenida
Perdón, José Antonio, se me pasaba tu comentario, mil perdones, bienvenidoooooooooooo y gracias por dejarte llevar por la ternura y alma del relato, un abrazo
ResponderEliminarHola Pruden, que tierna y conmovedora historia que nos compartes. Admiro en ti esa sensibilidad humana que siempre está presente a través de tus escritos y que nos exhorta a reflexionar y ser solidarios con quienes han sido olvidados o marginados por diversas circunstancias de vida.
ResponderEliminarNoble labor, que espero continúe teniendo cada vez más acogida entre los lectores.
Un cálido abrazo,
Diana
* Diana, me han encantado tus palabras, porque ése es el verdadero sentido de este blog, tender puentes, abrir los ojos mediante la ternura y el corazón de par en par a los necesitados, a nuestras emociones, y dolores, gracias por tus palabras y ánimos, ya digo sois vosotros los que hacéis posible este blog, Dios os bendiga y otro abrazo para ti
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