Desde tu llama
La llama prorrumpe en cálidas notas
Cuyos meandros son el cauce
De estos versos... ¿más sabios?
Cerremos, amantes, los labios, abrámoslos
Y volvamos a cerrarlos, ¿qué más da?
Empuñemos la desvergüenza antigua,
Húmeda, sí, pero con el descaro de la otra ribera.
Danzad y saltad, vosotras las notas,
Y, cual burbujas de agua y luz, explotad.
Los duendes de la palabra
Se enredan a los bucles del pasado y escapan.
La noche, no obstante, regresa
Inevitable con sus promesas de amor.
Trémula llama, melódico latido,
Emerges ya marea, ya estrella, ya viento...
¡Qué fácil, entonces, recordar nuestros nombres!
¡prestar oídos a la voz del río!
¡a nuestros dedos, con la certeza de lo aprehendido,
pulsar las teclas donde aún late la voz del otro!
Tu verbo era el mismo:
Nacer, morir, morir y nacer, en fin.
Ya de mañana, tus ojos aún en los míos.
Desvaneciéndose las estrellas de los tiernos ojos de
niño,
El barco aún más lejos, tu nombre y el mío
Cada vez más eco en los labios,
Apenas arribaba a mi orilla tu ola, río.
En tu interior, mar sin nombre aún,
El deseo de cabalgar a lomos de una nueva tierra,
De descubrir la otra orilla.
Lejos ya el río, la llama antigua del amor,
Sonríe, duerme y sueña sin ti.
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Olasenmovimiento
Sé cordada con las olas que esperan tu abrazo, tu sonrisa, tu ternura, tu escucha, tus besos... Sé, con nosotros, olaenmovimiento