Dulces sueños, mi niño
El piano como gotas de agua que caen sobre nuestras ventanas abren esta bella composición, donde la voz dulce y alma de Vienna Teng nos susurra mientras cae la noche. Sus palabras son manos cálidas que acarician dulcemente nuestros ojos, nuestros labios, las huellas preocupadas de nuestra frente; son besos que limpian la humedad de nuestras ausencias y nuestras distancias; son brazos que nos llenan de calor, del calor que nos ha abrazado a ti y a mí desde hace uffffffff; son labios que pronuncian en la noche nuestro nombre, que desnudan con sus ojos nuestros miedos, las huellas de nuestras ausencias... El piano traza, nuestros ojos algo más limpios, ojos de niño, suaves manos que nos alcanzan que tapan suaves nuestras sábanas para protegernos, para ahuyentar aquellas olas que se abajaron en la orilla, para mientras unos labios, labios dulces como la voz de Vienna, se posan suave en nuestra frente y nuestros labi...