De nuevo el piano abre el amanecer de esta composición. Las palabras, latidos musicales, susurran, desgranan emociones que se convierten en sentimientos más hondos conforme pasa la composición, crecemos cuando creemos en nosotros mismos, cuando el malestar, el ruido, el dolor, deja paso al silencio donde humanos, niños de nuevo, nos hallamos prontos a salir, a volver a sorprender nuestros ojos con la alegría del sueñ

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