Sin desperdicio, vaya voz más dulce, vaya historia más bien contada, y un final que no te dejará indiferente, no se requieren idiomas. la voz y el alma hacen el resto

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Olasenmovimiento
Sé cordada con las olas que esperan tu abrazo, tu sonrisa, tu ternura, tu escucha, tus besos... Sé, con nosotros, olaenmovimiento

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balandros en un mar de latidos...

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el piano pespunta uno a uno tuslatidosmislatidos, acaricia a duras penas mejillas y la dureza invernal que rodean esta mirada... balandros de latidos yerran en la voz.. un gañido de gaviota se descuelga a veces, un grito suave de alas donde se alza de puntillas esta voz... las palabras,un ancla prendida a un saco de miedos, de palabras e inseguridades, nos hunden mar abajo... tu voz, ayayay tu voz, son unas manos que danzan aún abrazadas a mi cintura entretejiendo con mislatidostuslatidos nuevos versos de luz y castañuelas... tu voz, ayayay, tu voz remienda cual Penélope las alas rotas que suicidaron sus versos y pétalos de primavera... y muero, sí, muero, cada vez que nuestro orgullo desmadeja el hilo de luz de cada uno de nuestros días... crepita en la sábana de esta noche de marzo la luz de una mañana del 24deenero donde tú y yo nos damos el sí quiero donde lanzamos al cielo nuestros gritos de alas blancas... donde tus manos se hacen nido
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No te rindas, Mario Benedetti

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        Los versos alma, la voz susurro de Zahira (bendito seas You tube por haber traído a estas olas tu voz, Carmen), nos abren este cofre lleno de mar, con los versos de Mario Benedetti, que nos devuelve cuando el cansancio llega, cuando las voces nos abajan, cuando los obstáculos son montañas sin fin, cuando el alma siente que está llena de dolor, cuando las lágrimas son riadas que no limpian..., el regalo maravilloso que mamá naturaleza nos regaló, las alas que íntimas prendió en nuestros abrazos, la mirada niña con que nos enseñó a contemplar el cielo en los ojos de los demás, el corazón, pequeña ola en movimiento, que sólo sabe de búsquedas, de entrelazar tus manos en las mías, de alzar el vuelo en cada una de nuestras sonrisas, de nuestras ternuras, de nuestras palabras que nos devuelvan la fe, de besos en la noche que calmen cálidas el frío de nuestro pecho...            No te rindas, no permitas que los que te rodeamos nos perdamos el cielo de tu mirada,
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