El puente invisible, o la historia de superación, esfuerzo y convivencia de Andras y Klara (y con ellos el pueblo judío)
Lleno de alma, bien
narrado, El puente invisible, opera prima de Julie Orringer, pronto se convierte en una odisea contra una civilización que
ha decidido perseguir, deshumanizar y matar al pueblo judío.
La historia comienza con un joven húngaro, Andras, que llega a París para
estudiar ingeniería. Allí conoce a Klara, maestra de danza y con un
pasado amargo del que tuvo que huir, de quien se enamorará. Su historia
de amor, ya he comentado, se convierte en la historia del pueblo judío,
de la familia de ambos quienes separados socialmente se verán unidos en la necesidad.
La narradora urde sabiamente la trama por medio de personajes que se van uniendo a Andras y Klara, haciéndolos inseparables de su historia, recuérdense personajes como Zoltan Novak, director de teatro y anterior amante de Klara, Jozsef, primo libertino y superficial de Klara, Polaner, compañero de Andras, los hermanos de András, Tibor y Matyas, etc.... Todos constituyen una familia que irá evolucionando a lo largo de la novela.
Con ellos, y aquí está el logro principal de la narradora, nos conmovemos, asistimos a la persecución del pueblo judío primero en París, para luego situarse en los campos de trabajo húngaros y, más adelante, en la zona rusa y el mismo Budapest, con ellos vamos venciendo los innumerables sinsabores por medio de valores como la fortaleza, la unión, la familia, la fuerza de los hijos, del amor.... quienes, a pesar de las muertes, de la crueldad sobre el pueblo judío, y la honda y cruel realidad, acaban venciendo.
La técnica que la narradora emplea es realista, salpicado sabiamente por
momentos de belleza y liricidad, dándose la mano con la historia que
cuenta, donde entre la historia cruel y las miserias humanas cometidas
contra un pueblo, brillan como estrellas, son hogar encendido, son olas
en movimiento y son alma las historias de Klara, András, Tibor, Jozsef,
Polaner, Novak...Si podéis leedlo, precioso.
"El comandante dio otra orden; los soldados estrecharon las filas alrededor de los miembros del servicio de trabajo y los empujaron hacia los vagones. Andras se encontró apretujado entre Mendel y József. Detrás tenía una masa de hombres. No había más remedio que meterse en la boca abierta del vagón. A través de la única ventana Andras vio a los soldados alineados a lo largo de los vagones, y el brillo apagado de las bayonetas apuntando al cielo marmóreo. Más y más reclutas fueron obligados a subir a empellones a los vagones, hasta que el aire pareció estar hecho de ellos. Andras inspiró lona húmeda, brillantina y sudor, el olor del trabajo de la mañana mezclado con el olor acre del pánico. El corazón le martilleaba en el pecho y la garganta se le había cerrado de terror. Klara estaría en casa, guardando sus últimos enseres; al cabo de una hora empezaría a mirar el reloj. Tenía que bajar del tren. Diría que estaba enfermo; ofrecería un soborno. Comenzó a abrirse camino a empujones hacia la puerta, pero antes de que llegara a aquel rectángulo de luz se oyó la orden de partir. Luego el ruido de la puerta que se cerraba, la oscuridad, el estruendo de una cadena contra el metal, el inconfundible sonido de un candado.
Un momento despues el silbato del tren soltó un chillido de indiferencia. En los tablones de madera, en las suelas de las botas de verano y en los huesos de las piernas Andras notó un estremecimiento mecánico, la primera sacudida rechinante cuando el tren se puso en movimiento. Los hombres cayeron unos sobre otros, sobre Andras; su peso parecía suficiente para aplastarle el corazón hasta pararlo en su pecho. El tren dio unos tumbos hasta coger el ritmo y cruzó las puertas septentrionales de la estación de Szentendre hacia un destino desconocido."
Julie Orringer: El puente invisible, Ed. Círculo de lectores
Me ha parecido interesante lo que nos cuentas sobre El puente invisible, muy buena tu crítica.
ResponderEliminarVaya no lo conocia, pero esta critica ha hecho que me interese...
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Gracias, Carla y "Pérfida" por vuestra aportación, de eso se trata de que entre todos nos unamos a estas olas para crecer, para ser alta marea, para ser cinta de espuma. Creo, sinceramente, que este libro lo consigue al explorar valores tan inherentes al ser vivo como la unión, la familia, el esfuerzo, el crecer...
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